El Tarot es un método muy popular de adivinación en el que se utiliza un paquete de cartas para «leer la vida» de alguien. (Ver también: cartomancia)
El paquete consta de 78 cartas. 56 están contenidas en cuatro diferentes grupos, formando lo que le llaman «arcana menor». Las otras 22 cartas contienen figuras y componen la «arcana mayor». Este grupo proviene de Hermes Trismegistus, consejero de Osiris, rey de Egipto, y están relacionadas frecuentemente con la Cábala.
Las 22 cartas de la arcana mayor son la llave del Tarot. Estas corresponden a las letras del alfabeto hebreo. El estudio de la arcana mayor revela muchas creencias de aquellos que siguen la cábala.
Poniendo las cartas de Tarot en forma del «árbol de la vida», se usan para adivinar y se pretende leer la vida de personas. El propósito específico de leer las cartas del Tarot es adquirir conocimiento sobre alguien o sobre eventos en la vida de una persona que no están disponibles a través de medios naturales ni recurriendo a Dios.
Dios no responde a lo que no nos toca saber. Por eso, los que leen las cartas van a otras fuentes. Entonces, ¿a quien recurren?, ¿que poder espiritual piensan ellos que pueda responderles fuera de la voluntad divina?. No pueden ser los buenos ángeles ni los santos ya que estos jamás actúan fuera de la voluntad de Dios. Eso solo lo hacen los demonios y son estos los que están detrás de estas prácticas.
Quizás muchos practicantes no se hagan estas preguntas. Solo van a su interés sin pensar que ofenden a Dios. Los cristianos deben saber que todo tipo de adivinación ofende a Dios nuestro Padre ya que lo abandonamos a favor de otro camino. Jesús dijo: «Yo soy el Camino, La Verdad y la Vida»
Esta práctica está condenada por el Primer Mandamiento